¿Es el verano agradable para un coche por ser cálido y seco? Se equivoca. Justamente en verano la humedad del aire es extremadamente alta. Una humedad del aire media del 95% no es una rareza en Alemania. Las personas percibimos ese clima como sofocante, nuestros coches están expuestos a un peligro mayor: Ya a partir de una humedad relativa del aire del 60% el metal comienza a oxidarse, a partir de una humedad relativa del aire del 70% encuentra el moho un caldo de cultivo ideal.

Medidas en contra: Deshumidificación del aire, ionización – ¿está el garaje demasiado seco, demasiado húmedo, demasiado frío, demasiado caliente? Encuentre las respuestas por sí mismo ...

También en invierno la humedad del aire es el enemigo número uno de los vehículos: El aire frío absorbe menos humedad que el caliente. Por eso la humedad se acumula en superficies – sobre todo en superficies metálicas frías. En ellas encuentra caminos a través de pequeños agujeros y ángulos que provocan corrosión. El interior de un vehículo también sufre bajo el frío extremo: Los materiales sintéticos y la piel pueden volverse porosos.

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El óxido es traidor. Este compañero aparece preferentemente en entornos húmedos. En un inicio no busca zonas bien visibles sino huecos, esquinas escondidas y, de ser posible, un rinconcito debajo del capó del motor. Eso no solo tiene consecuencias estéticas sino también funcionales. A todo aquel, al que el corazón le lata al tiempo de un automóvil, le sangrará al pensar en la corrosión y el óxido.

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Un coche no está formado realmente solo por metal y materiales sintéticos. Todo lo que pueda proceder de un ser vivo, por ejemplo el algodón o el cuero, será recubierto nuevamente en caso de que haya humedad: Por el moho que - en dependencia de la humedad ambiental, la concentración de las esporas de moho en el aire y la temperatura - puede florecer con todo esplendor.

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En un coche, a causa del frío y la humedad, pueden originarse los olores más diversos. Quizás conozca el problema por experiencia: Incluso una cantidad mínima de microorganismos, contenidos en el polvo que introducen el calzado y la ropa, puede reproducirse velozmente, formar colonias y originar olores desagradables.

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La putrefacción es un tema importante sobre todo en los vehículos históricos cuya estructura aún contiene madera y en los vehículos clásicos modernos cuyo equipamiento interior haya sido ennoblecido con madera. Y es que la madera es receptora de la humedad y los microorganismos. Parece estar verdaderamente agradecida de acoger a esos enemigos naturales del amante de los coches – con lo que, en dependencia del modelo, puede afectar la estética o incluso el funcionamiento.

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No solo la humedad puede dañar su vehículo histórico o su vehículo clásico moderno – también lo hace la sequedad. El cuero y la goma pueden volverse porosos si se almacenan en lugares muy secos. Este problema del clima ambiental puede tener consecuencias costosas.

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